domingo, 26 de octubre de 2014

Real Madrí, 3 - Barçurona, 1: Tomad referéndum, ratas traidoras

La buena noticia es que el Real Madrid se ha impuesto por tres goles a uno al F.C. Barçurona en el partido correspondiente a la novena jornada de Liga disputado en el Santiago Bernabéu . La mala noticia es exactamente la misma, pero con un ligero matiz: el Real Madrid se ha impuesto sólo por tres goles a uno al F.C. Barçurona en el partido correspondiente a la novena jornada de Liga disputado en el Santiago Bernabéu. Ahora se lo explico.

Que son méscunclú no lo duda nadie. 
Jamás he dudado que el F.B. Barçurona es, en efecto, más que un club. Es tanto más que un club que si suprimiéramos los enanos hormonados que le dan patadas a un balón no notaríamos su ausencia. En realidad, el Barçurona es, sobre todo, el ministerio de deportes y asuntos exteriores del gobierno nazionanísta catalán, la Asamblea Nacional Catalana y el Omnium ese que se dedica a perseguir a los que usan el español, todo en uno. Así, esta institución fundada por un suizo para que jugaran extranjeros, funciona al mismo tiempo como receptor y transmisor de todas las neuras, fobias, demencias y chifladuras varias del nazionanísmo catalibán. Perder o ganar no varía un ápice esa función, y eso es lo que hace realmente grande a este club. Si el Barçurona gana, cumple su función como órgano propagandístico de la dictadura nazionanísta imperante en el paisillo de la esquina nororiental de España. Y si pierde, también, porque supone munición con la que alimentar la maquinaria del victimismo perpetuo sin la que ese nazionanísmo acabaría gripándose. Pese a los infinitos canales de televisión públicos, las abundantes remesas de subvenciones que reciben los medios impresos para asegurar la adhesión inquebrantable, y las no menos cuantiosas dádivas que se reparten entre todos aquellos dispuestos a traicionar la ética más básica de la profesión de historiador, para justificar invenciones injustificables sobre guerras con, e invasiones de, Castilla que sólo existen en sus desquiciadas seseras, no hay nada más efectivo para el agit-pro de los herederos de Pra de la Riba y Jordi Puyol (en el caso de éste último herederos en sentido metafórico, no de los que se hacen ricos gracias a la corrupción consecuente al régimen bananero imperante en Cataluña desde 1980) que esa comunión entre el fanatismo deportivo y el desquiciamiento político. Pocos de los que siguen las consignas del Partido con Nombre de Erupto (vulgo ERC) o de CiU serán aficionados a leer los infumables libros de ciencia ficción sobre agravios históricos a la inexistente nación catalana, pero seguro que todos siguen, más o menos, la actualidad deportiva del F.C. Barçurona.

...y no hay nada más que añadir

Es por todo ello que lo que rodea  lo que en un país normal no sería más que el enfrentamiento deportivo entre los dos equipos más laureados de la competición se convierte, desde todos los medios ubicados en Cataluña, en una suerte de prolongación de la política por otros medios. A falta de Casanovas que se enfrenten al Felipe de turno (aunque sea para acabar sirviéndole el resto de su vida, como hizo el héroe de la estatua a la que esos ceporros van a dejar flores todos los años), bien vale un conjunto de millonarios en pantalones cortos. Fíjense cómo en los días previos al encuentro la palabra más usada por esos lares era "miedo", pero no miedo del Real Madrid, qué va; para ellos no existe el Real Madrid, ni siquiera "el Madrid": el miedo es el de "Madrid". Esta simplificación es necesaria para ilustrar al seguidor del nacionalbarcelonismo, por si aún no se ha enterado, de que el partido de fútbol es en realidad el enfrentamiento del "ejército desarmado de Cataluña" contra la España opresora y centralista, los Borbones y Franco, el Rajoy que no les deja votar y la Constitución que no les permite romper España, es decir, todo aquello que concretan en "la capital".

Y es, precisamente, por todo ello por lo que los jugadores del Madrid no pueden imponerse sólo por tres goles a uno. Como la institución patriótica que siempre ha sido, y que debe ser, los jugadores del Real Madrid deben concienciarse de su obligación de triturar y machacar a ese conjunto de mercenarios a sueldo de las ratas secesionistas. Y si esto no les vale, que lo hagan por el simple hecho de que los jugadores del equipo catalán, que sí entienden de qué van estos partidos, cuando les han podido meter cinco o seis, se los han metido.  

If you like to gamble. 
Porque si el Real Madrid se hubiera tomado en serio este partido, al F.C. Barçurona le habrían caído no menos de media docena de goles, tal fue la superioridad demostrada por los pupilos de Angelote en el terreno de juego. El Real Madrid, equipo decente y honorable, ya había advertido para no ser en ningún caso tildado de traidor. El último aviso fue el realizado el pasado miércoles ante el Liverpool, al que pintó la cara en su propio estadio. Sólo un necio puede negar que estamos ante el equipo más potente del mundo y, por ende, ante uno de los mejores reales madrides de la Historia. Lo que luego suceda en los terrenos de juego será otro cantar, pero a día de hoy esto es lo que hay. Pese a los esfuerzos de las autoridades deportivas en beneficiar al Barçurona poniendo el horario del encuentro a las seis de la tarde de un sábado, habiendo el Madrid aterrizado en Barajas a altas horas de la madrugada del jueves, el panorama no pintaba nada bien para los chicos del tarugo de Luis Enrique. El tiempo daría la razón a quienes pronosticamos muerte por aplastamiento. 

El mejor jugador del mundo y un argentino

Pese a todo, el encuentro se puso cuesta arriba para los locales muy pronto, cuando en el minuto tres Neymar Jotaerre, el traspaso más caro de la historia pese a haber costado sólo 57 millones y la cabeza de un presidente, conectó un derechazo raso desde fuera del área ante el que Íker Casillas no podía hacer nada. Un portero de fútbol sí, pero Casillas no. Y es que un partido de nuestro Madrid sin casillada es como un concierto de Motörhead sin el "Ace of Spades", que nunca falta por mucho que Lemmy odie la canción. Pero esto es lo que tiene el jugársela poniendo al Capitán Espantajo bajo los tres palos (de donde nunca sale, por cierto), Carlo, a ver si te enteras. Va a llegar el día en el que no vamos a salvar el pellejo con esto de jugar a la ruleta rusa con cinco balas en el tambor y entonces todo será llanto y crujir de dientes, pero yo ya lo advertí. 

Cristiano, en una clásica imagen de cómo intenta mantenerse erguido pese
al abultado peso de sus atributos masculinos. ¡Esos son sus poderes! ¡Hala Madrí!

El caso es que al Real Madrid le tocaba remontar el encuentro. En un partido de este nivel eso podría suponer un problema para cualquier equipo. Pero gracias a Casillas, al presidente que le mantiene y al entrenador que le pone, es algo a lo que el Madrid y sus aficionados ya están acostumbrados. No problemo. El Madrid siguió con la hoja de ruta prevista y cargó contra la portería defendida por Bravo, portero imbatido en Liga hasta el día de hoy gracias a la mediocridad de los rivales que los culos han tenido enfrente. Después de un par de escaramuzas en las que el Barçurona podría habernos metido un susto serio en el cuerpo pero que sólo eran anécdotas en lo que se había convertido en un acoso total del Real Madrid, el colegiado señaló el punto de penalti gracias a la acción protagonizada por Chakiro Piqué, jugador en franca decadencia que tuvo a bien sacar la "mano del muerto" ante un centro raso de Marcelo quien, por cierto, firmó un más que decente partido si no se tiene en cuenta que su misión también consiste en defender. El caso es que Cristiano tuvo el honor de convertirse en el primer verdugo del tal Bravo en el presente campeonato de Liga. Enhorabuena, que caigan más. 



Yo vi a un colegiado que le pitó una falta a Masqueguarro... en el programa de Íker Jiménez.
El Real Madrid mantuvo en la segunda parte la intensidad mostrada durante los primeros cuarenta y cinco minutos, aunque pasándose algunas veces de frenada. Gracias a todos aquellos ronaldos y marcelos que, en algún momento de esa segunda mitad, trataron de hacer lo de Maradona en México, pero hubiera estado mejor que en esas situaciones levantaran la cabeza para ver si el jugador que corría junto a ellos en el ataque, tal y como delataban los aullidos que partían de cada casa en la que había un madridista viendo la televisión, estaba, efectivamente, ahí. Saltaba a la vista que Cristiano había decidido que ya estaba bien de golear, que lo de los hat-tricks era cosa de pobres, y no quería más balón que el de oro. Se empeñó en hacer difícil lo fácil, quizá para le sacaran de hombros y le llevaran directamente a Mónaco a recogerlo. Por mí bien, pero si lo hubiera dejado para otro partido pues como que mejor. Claro que si deja el lucimiento para otro partido con proyección mediática -no sé, el que ha de enfrentarnos al Liverpool en el Bernabéu con todo el pescado vendido por ejemplo- igual le pasa como a Messi. El retaco que ha de agradecer a la química el poder dedicarse al fútbol profesional humilló a su técnico la jornada anterior, contra el Eíbar, negándose a ser cambiado para poder sumar algún tanto más que le posibilitara batir el récord de Zarra en el coliseo madridista, y al final se quedó compuesto y sin novia. Muy lejos este Messi de aquél que asombró al mundo cuando estaba a las órdenes de un técnico juzgado por dopaje durante su estancia en Italia. Me pregunto porqué será. 

Marcelo estuvo muy activo durante todo el partido, lo que demuestra que
la dieta a base de hamburguesas no tiene por qué ser mala, ¿me lees, mamá?

El caso es que el Barçurona fue un "quiero y no puedo" permanente mientras el Madrí desperdiciaba ocasiones de gol hasta que, en el minuto cincuenta, Pepe, el enemigo público número uno para la prensa deportiva catalana, cañoneó al fondo de las redes con su calva testa un perfecto saque de esquina de Kroos. Y aquí se acabó el partido como tal, con eso de las tácticas y demás zarandajas. A partir de ese momento, con un Barçurona desesperado por no tener otra opción que volcarse sobre la portería del capitán Espantajo aún siendo consciente de la que se le iba a venir encima, al madridismo se le abría en el horizonte la posibilidad de una goleada humillante. Con el marcador a favor, los chicos de blanco, conscientes de su enorme superioridad, responsable en parte de los méritos propios pero también de los deméritos ajenos (el Barçurona lleva vegetando desde hace dos años, y sería un recuerdo si no se le hubieran puesto palos en las ruedas al tercer proyecto de Mourinho, pero eso es otra historia) entraron en modo "Pleisteision Fifa 2015". Dicho así puede parecer hasta bueno, el problema es que lo hicieron tal y como yo juego a ese tipo de cosas. Que no tengo ni idea, vamos. Llego hasta la portería -obvio decir que en el nivel entre "fácil" y "para patosos sin remedio"- a base de usar el pase en corto, y cuando lo tengo todo de mi parte para meter gol sigo con los pases cortos porque no atino con el botón de disparar -asombrosamente, eso algo que se me olvida en cuanto paso del centro del campo, porque antes de cruzar esa línea sí que atino al dichoso botón y, de hecho, mi jugada más practicada es la de intentar batir al meta rival desde mi propia área. La cosa es que, en acercándome al área, siempre realizo una extraordinaria jugada del llamado "tikikaka" se coloca y al final o me quita el balón o acabo fallando. Eso mismo le pasó al Real Madrid hasta que llegó el final del partido, exceptuando la jugada del tercer tanto, que debía haber sido la del sexto y ecuador del número de chicharros encajados por Bravo en la segunda mitad, dita sea. 

Pepe celebró su tanto mostrando las manos abiertas al público para recordar
quienes son los que poseen DIEZ copas de Europa. A los que vivimos las
desaboridas celebraciones de Butragueño nos ponen palote cosas como esas
El que no se consuela es porque no quiere. 
El tercer chicharro merengue fue el último pero también una obra de arte, un monumento al fútbol veloz antípodas del somnoliento sobeo del esférico que los culos han convertido en marca de la casa. Tras recuperar el balón en un saque de esquina que botó el megacrack Rakitic -primer balón que tocaba el buen hombre, tiene guasa la cosa- los delanteros madridistas salieron otra vez como balas, y en este caso sí acertaron a perforar la portería culandra. El honor le correspondió a Benzemá, quien ya había estrellado dos balones en el larguero durante la primera parte, y la asistencia la firmó James, que justifica partido tras partido los ochenta quilos que nos soplaron por él. Por cierto, en la previa del encuentro Luis Enrique, que cada día asemeja más en esos menesteres a la versión gore del muñeco Monchito, se pavoneó de que Mordisquitos iba a debutar en el Bernabéu aunque no especificó cuántos minutos. Seguramente porque el tiempo que el uruguayo permaneció sobre el césped tendría que calcularse en horas. No entiendo cómo se puede hacer debutar de inicio a un jugador que lleva meses sancionado, y que todavía no ha jugado ni un cochambroso amistoso con sus compañeros, en todo un partido contra el Real Madrid. Fijo que Luis Enrique tampoco lo sabe, pero lo sabrá -o no- Messi, y con eso basta. En cualquier caso ese atrevimiento táctico permitió comparar el rendimiento del citado colombiano con el de otro jugador de coste similar, lo que posibilitó amplias posibilidades de cachondeo y guasa al aficionado merengue, así como el orgullo de ser consciente de que se ha fichado a un extraordinario jugador. Se compensaba así la sacada de pecho que nos habría proporcionado un gol más. Como digo siempre, el que no se consuela es porque no quiere. 

Tras el partido Céspedman declaró que el Madrí vivía gracias a los contragolpes,
cosa absolutamente falsa, pero aunque lo fuera siempre sería mejor que vivir
del pasado, como le sucede a este exjugador al que no querían ni en USA. 

El partido finalizó con el pitido final, como sucede con todos los partidos desde hace ciento cincuenta años, década más, década menos. No podía ser de otra manera. El Madrí recorta tres puntos a la cuchufleta nacionalista y se queda a sólo uno del liderato. Podría haber triturado a esos miserables pero qué se le va a hacer. Al menos se ha dirimido la incógnita para quien la tuviera: el Real Madrid es mucho más equipo que el Barçurona. Sin embargo, no se espera otra cosa de las mentes mal amuebladas que imperan en el periodismo nacional y, sobre todo, en el nazionanísta, que buscarle cinco pies al gato y defender que la orina que cae es, en realidad, límpida agua de lluvia. Pues nada, que les vaya bien. La verdad es que el chute de autoestima que ha recibido el Madrid, sobre todo por la solidez defensiva y el orden táctico demostrado, va a venir muy bien. Independientemente del número de goles, esta victoria es de las que dan mucha confianza. Vayan ustedes con Dios. 

sábado, 18 de octubre de 2014

El futuro está escrito

Una semana para el clásico en el Bernabéu, el Madrí tritura al Levante, al que mete cinco goles como cinco soles, en un partido en el que demuestra una abrumadora superioridad y un estado de forma envidiable. Y el mismo día que eso sucede, me encuentro esta noticia:


Estamos que lo petamos, señores. Hala Madrid, hijos de puta. 

Hostias como panes

Ni he visto ni pienso ver el tan publicitado documental que proyectó hace unos días TV3 en la que desvelaba al mundo que Franco era del Madrí, afirmación realizada por la principal pieza de artillería de la Brunete mediática culé pagada con dinero de todos que, sin duda, habrá sorprendido a propios y extraños. Va, es coña. Precisamente una de las razones por las que no pienso ver ese documental es que estoy asqueado y aburrido de las historietas de esta tribu. El robo de Di Stéfano (para el nacionalismo los individuos son "cosas" que valen para componer banderas y a los que se puede sacrificar retirando camas de los hospitales para destinar el dinero a las embajadas playmobil, así que es norma que a Di Stéfano lo "robaran" y no lo "secuestraran"), los árbitros de Plaza, el Bernabéu pagado con dinero público y todo ese entramado de mentiras y calumnias lo vienen repitiendo desde hace décadas. No, curiosamente, cuando sucedieron los hechos, sino después, cuando muchos de los que podían confirmar o negar esas presiones de las autoridades de las que se hablan ya habían pasado a mejor vida. Qué casualidad. Y, sinceramente, me aburren sobremanera. Ya analicé y desmonté en muchas ocasiones todos estos argumentos sin piés ni cabeza, sólo posibles en gentes cegadas por la envidia y una ideología que les impide aceptar que otros pueden hacer las cosas mejores que ellos, más aún cuando son los denostados castellanos a los que llevan más de un siglo tratando de africanos, y permitidas y auspiciadas por un régimen victimista que necesita ser alimentado continuamente con agravios de todo tipo. Igual un día recupero todos aquellos escritos para este blog. Si algo me detiene es que tendría que revisarlos, y de verdad, estoy taaaaaaaaan cansado de todo esto.

viernes, 17 de octubre de 2014

Claro, hombre, claro, ¿por qué no?

Leo Messi se corona como máximo goleador de la historia de la Liga. 
(26 de octubre de 2014)

El minuto histórico. 
Fue en el minuto 71 del clásico, en el incomparable escenario que es el coliseo madridista de La Castellana, cuando Leo Messi entró en la Historia de la competición nacional de Liga coronado como máximo goleador de esta competición al superar los 251 goles anotados por Telmo Zarra. El culé había igualado al legendario delantero bilbaíno la pasada jornada, cuando anotó los dos tantos del Barcelona que abrieron el marcador del Nou Camp en el partido que enfrentó a los catalanes contra el Eíbar. Dos goles que, desgraciadamente, no se tradujeron en nada positivo para los azulgranas, ya que Messi quiso evitar a toda costa marcar el tanto que le impidiera batir el récord en el estadio del máximo rival, como al final así ha sido. Es por ello que Luís Enrique quitó importancia al descalabro que supuso el 2-4 final. "Hay ocasiones en que el fútbol está por delante de meter un balón en una portería", "el Barcelona debe tener miras más altas que las de ganar un partido de Liga; Leo se lo merece, nos ha dado mucho" o "Leo me preguntó el total de goles. Lo desconocía. Pensaba que se refería al total que llevaba y no a los que había marcado en el partido. Le dije que había conseguido un patito, que eso era como dos palitos pero en escuela de pago. Se alegró mucho." fueron algunas de las declaraciones celebradas con gran alborozo por los periodistas de Sport, Mundo Deportivo y TV3 presentes en la sala ante la perplejidad de los medios extranjeros, a los que hubo que explicar algunas cosas.