domingo, 26 de octubre de 2014

Real Madrí, 3 - Barçurona, 1: Tomad referéndum, ratas traidoras

La buena noticia es que el Real Madrid se ha impuesto por tres goles a uno al F.C. Barçurona en el partido correspondiente a la novena jornada de Liga disputado en el Santiago Bernabéu . La mala noticia es exactamente la misma, pero con un ligero matiz: el Real Madrid se ha impuesto sólo por tres goles a uno al F.C. Barçurona en el partido correspondiente a la novena jornada de Liga disputado en el Santiago Bernabéu. Ahora se lo explico.

Que son méscunclú no lo duda nadie. 
Jamás he dudado que el F.B. Barçurona es, en efecto, más que un club. Es tanto más que un club que si suprimiéramos los enanos hormonados que le dan patadas a un balón no notaríamos su ausencia. En realidad, el Barçurona es, sobre todo, el ministerio de deportes y asuntos exteriores del gobierno nazionanísta catalán, la Asamblea Nacional Catalana y el Omnium ese que se dedica a perseguir a los que usan el español, todo en uno. Así, esta institución fundada por un suizo para que jugaran extranjeros, funciona al mismo tiempo como receptor y transmisor de todas las neuras, fobias, demencias y chifladuras varias del nazionanísmo catalibán. Perder o ganar no varía un ápice esa función, y eso es lo que hace realmente grande a este club. Si el Barçurona gana, cumple su función como órgano propagandístico de la dictadura nazionanísta imperante en el paisillo de la esquina nororiental de España. Y si pierde, también, porque supone munición con la que alimentar la maquinaria del victimismo perpetuo sin la que ese nazionanísmo acabaría gripándose. Pese a los infinitos canales de televisión públicos, las abundantes remesas de subvenciones que reciben los medios impresos para asegurar la adhesión inquebrantable, y las no menos cuantiosas dádivas que se reparten entre todos aquellos dispuestos a traicionar la ética más básica de la profesión de historiador, para justificar invenciones injustificables sobre guerras con, e invasiones de, Castilla que sólo existen en sus desquiciadas seseras, no hay nada más efectivo para el agit-pro de los herederos de Pra de la Riba y Jordi Puyol (en el caso de éste último herederos en sentido metafórico, no de los que se hacen ricos gracias a la corrupción consecuente al régimen bananero imperante en Cataluña desde 1980) que esa comunión entre el fanatismo deportivo y el desquiciamiento político. Pocos de los que siguen las consignas del Partido con Nombre de Erupto (vulgo ERC) o de CiU serán aficionados a leer los infumables libros de ciencia ficción sobre agravios históricos a la inexistente nación catalana, pero seguro que todos siguen, más o menos, la actualidad deportiva del F.C. Barçurona.

...y no hay nada más que añadir

Es por todo ello que lo que rodea  lo que en un país normal no sería más que el enfrentamiento deportivo entre los dos equipos más laureados de la competición se convierte, desde todos los medios ubicados en Cataluña, en una suerte de prolongación de la política por otros medios. A falta de Casanovas que se enfrenten al Felipe de turno (aunque sea para acabar sirviéndole el resto de su vida, como hizo el héroe de la estatua a la que esos ceporros van a dejar flores todos los años), bien vale un conjunto de millonarios en pantalones cortos. Fíjense cómo en los días previos al encuentro la palabra más usada por esos lares era "miedo", pero no miedo del Real Madrid, qué va; para ellos no existe el Real Madrid, ni siquiera "el Madrid": el miedo es el de "Madrid". Esta simplificación es necesaria para ilustrar al seguidor del nacionalbarcelonismo, por si aún no se ha enterado, de que el partido de fútbol es en realidad el enfrentamiento del "ejército desarmado de Cataluña" contra la España opresora y centralista, los Borbones y Franco, el Rajoy que no les deja votar y la Constitución que no les permite romper España, es decir, todo aquello que concretan en "la capital".

Y es, precisamente, por todo ello por lo que los jugadores del Madrid no pueden imponerse sólo por tres goles a uno. Como la institución patriótica que siempre ha sido, y que debe ser, los jugadores del Real Madrid deben concienciarse de su obligación de triturar y machacar a ese conjunto de mercenarios a sueldo de las ratas secesionistas. Y si esto no les vale, que lo hagan por el simple hecho de que los jugadores del equipo catalán, que sí entienden de qué van estos partidos, cuando les han podido meter cinco o seis, se los han metido.  

If you like to gamble. 
Porque si el Real Madrid se hubiera tomado en serio este partido, al F.C. Barçurona le habrían caído no menos de media docena de goles, tal fue la superioridad demostrada por los pupilos de Angelote en el terreno de juego. El Real Madrid, equipo decente y honorable, ya había advertido para no ser en ningún caso tildado de traidor. El último aviso fue el realizado el pasado miércoles ante el Liverpool, al que pintó la cara en su propio estadio. Sólo un necio puede negar que estamos ante el equipo más potente del mundo y, por ende, ante uno de los mejores reales madrides de la Historia. Lo que luego suceda en los terrenos de juego será otro cantar, pero a día de hoy esto es lo que hay. Pese a los esfuerzos de las autoridades deportivas en beneficiar al Barçurona poniendo el horario del encuentro a las seis de la tarde de un sábado, habiendo el Madrid aterrizado en Barajas a altas horas de la madrugada del jueves, el panorama no pintaba nada bien para los chicos del tarugo de Luis Enrique. El tiempo daría la razón a quienes pronosticamos muerte por aplastamiento. 

El mejor jugador del mundo y un argentino

Pese a todo, el encuentro se puso cuesta arriba para los locales muy pronto, cuando en el minuto tres Neymar Jotaerre, el traspaso más caro de la historia pese a haber costado sólo 57 millones y la cabeza de un presidente, conectó un derechazo raso desde fuera del área ante el que Íker Casillas no podía hacer nada. Un portero de fútbol sí, pero Casillas no. Y es que un partido de nuestro Madrid sin casillada es como un concierto de Motörhead sin el "Ace of Spades", que nunca falta por mucho que Lemmy odie la canción. Pero esto es lo que tiene el jugársela poniendo al Capitán Espantajo bajo los tres palos (de donde nunca sale, por cierto), Carlo, a ver si te enteras. Va a llegar el día en el que no vamos a salvar el pellejo con esto de jugar a la ruleta rusa con cinco balas en el tambor y entonces todo será llanto y crujir de dientes, pero yo ya lo advertí. 

Cristiano, en una clásica imagen de cómo intenta mantenerse erguido pese
al abultado peso de sus atributos masculinos. ¡Esos son sus poderes! ¡Hala Madrí!

El caso es que al Real Madrid le tocaba remontar el encuentro. En un partido de este nivel eso podría suponer un problema para cualquier equipo. Pero gracias a Casillas, al presidente que le mantiene y al entrenador que le pone, es algo a lo que el Madrid y sus aficionados ya están acostumbrados. No problemo. El Madrid siguió con la hoja de ruta prevista y cargó contra la portería defendida por Bravo, portero imbatido en Liga hasta el día de hoy gracias a la mediocridad de los rivales que los culos han tenido enfrente. Después de un par de escaramuzas en las que el Barçurona podría habernos metido un susto serio en el cuerpo pero que sólo eran anécdotas en lo que se había convertido en un acoso total del Real Madrid, el colegiado señaló el punto de penalti gracias a la acción protagonizada por Chakiro Piqué, jugador en franca decadencia que tuvo a bien sacar la "mano del muerto" ante un centro raso de Marcelo quien, por cierto, firmó un más que decente partido si no se tiene en cuenta que su misión también consiste en defender. El caso es que Cristiano tuvo el honor de convertirse en el primer verdugo del tal Bravo en el presente campeonato de Liga. Enhorabuena, que caigan más. 



Yo vi a un colegiado que le pitó una falta a Masqueguarro... en el programa de Íker Jiménez.
El Real Madrid mantuvo en la segunda parte la intensidad mostrada durante los primeros cuarenta y cinco minutos, aunque pasándose algunas veces de frenada. Gracias a todos aquellos ronaldos y marcelos que, en algún momento de esa segunda mitad, trataron de hacer lo de Maradona en México, pero hubiera estado mejor que en esas situaciones levantaran la cabeza para ver si el jugador que corría junto a ellos en el ataque, tal y como delataban los aullidos que partían de cada casa en la que había un madridista viendo la televisión, estaba, efectivamente, ahí. Saltaba a la vista que Cristiano había decidido que ya estaba bien de golear, que lo de los hat-tricks era cosa de pobres, y no quería más balón que el de oro. Se empeñó en hacer difícil lo fácil, quizá para le sacaran de hombros y le llevaran directamente a Mónaco a recogerlo. Por mí bien, pero si lo hubiera dejado para otro partido pues como que mejor. Claro que si deja el lucimiento para otro partido con proyección mediática -no sé, el que ha de enfrentarnos al Liverpool en el Bernabéu con todo el pescado vendido por ejemplo- igual le pasa como a Messi. El retaco que ha de agradecer a la química el poder dedicarse al fútbol profesional humilló a su técnico la jornada anterior, contra el Eíbar, negándose a ser cambiado para poder sumar algún tanto más que le posibilitara batir el récord de Zarra en el coliseo madridista, y al final se quedó compuesto y sin novia. Muy lejos este Messi de aquél que asombró al mundo cuando estaba a las órdenes de un técnico juzgado por dopaje durante su estancia en Italia. Me pregunto porqué será. 

Marcelo estuvo muy activo durante todo el partido, lo que demuestra que
la dieta a base de hamburguesas no tiene por qué ser mala, ¿me lees, mamá?

El caso es que el Barçurona fue un "quiero y no puedo" permanente mientras el Madrí desperdiciaba ocasiones de gol hasta que, en el minuto cincuenta, Pepe, el enemigo público número uno para la prensa deportiva catalana, cañoneó al fondo de las redes con su calva testa un perfecto saque de esquina de Kroos. Y aquí se acabó el partido como tal, con eso de las tácticas y demás zarandajas. A partir de ese momento, con un Barçurona desesperado por no tener otra opción que volcarse sobre la portería del capitán Espantajo aún siendo consciente de la que se le iba a venir encima, al madridismo se le abría en el horizonte la posibilidad de una goleada humillante. Con el marcador a favor, los chicos de blanco, conscientes de su enorme superioridad, responsable en parte de los méritos propios pero también de los deméritos ajenos (el Barçurona lleva vegetando desde hace dos años, y sería un recuerdo si no se le hubieran puesto palos en las ruedas al tercer proyecto de Mourinho, pero eso es otra historia) entraron en modo "Pleisteision Fifa 2015". Dicho así puede parecer hasta bueno, el problema es que lo hicieron tal y como yo juego a ese tipo de cosas. Que no tengo ni idea, vamos. Llego hasta la portería -obvio decir que en el nivel entre "fácil" y "para patosos sin remedio"- a base de usar el pase en corto, y cuando lo tengo todo de mi parte para meter gol sigo con los pases cortos porque no atino con el botón de disparar -asombrosamente, eso algo que se me olvida en cuanto paso del centro del campo, porque antes de cruzar esa línea sí que atino al dichoso botón y, de hecho, mi jugada más practicada es la de intentar batir al meta rival desde mi propia área. La cosa es que, en acercándome al área, siempre realizo una extraordinaria jugada del llamado "tikikaka" se coloca y al final o me quita el balón o acabo fallando. Eso mismo le pasó al Real Madrid hasta que llegó el final del partido, exceptuando la jugada del tercer tanto, que debía haber sido la del sexto y ecuador del número de chicharros encajados por Bravo en la segunda mitad, dita sea. 

Pepe celebró su tanto mostrando las manos abiertas al público para recordar
quienes son los que poseen DIEZ copas de Europa. A los que vivimos las
desaboridas celebraciones de Butragueño nos ponen palote cosas como esas
El que no se consuela es porque no quiere. 
El tercer chicharro merengue fue el último pero también una obra de arte, un monumento al fútbol veloz antípodas del somnoliento sobeo del esférico que los culos han convertido en marca de la casa. Tras recuperar el balón en un saque de esquina que botó el megacrack Rakitic -primer balón que tocaba el buen hombre, tiene guasa la cosa- los delanteros madridistas salieron otra vez como balas, y en este caso sí acertaron a perforar la portería culandra. El honor le correspondió a Benzemá, quien ya había estrellado dos balones en el larguero durante la primera parte, y la asistencia la firmó James, que justifica partido tras partido los ochenta quilos que nos soplaron por él. Por cierto, en la previa del encuentro Luis Enrique, que cada día asemeja más en esos menesteres a la versión gore del muñeco Monchito, se pavoneó de que Mordisquitos iba a debutar en el Bernabéu aunque no especificó cuántos minutos. Seguramente porque el tiempo que el uruguayo permaneció sobre el césped tendría que calcularse en horas. No entiendo cómo se puede hacer debutar de inicio a un jugador que lleva meses sancionado, y que todavía no ha jugado ni un cochambroso amistoso con sus compañeros, en todo un partido contra el Real Madrid. Fijo que Luis Enrique tampoco lo sabe, pero lo sabrá -o no- Messi, y con eso basta. En cualquier caso ese atrevimiento táctico permitió comparar el rendimiento del citado colombiano con el de otro jugador de coste similar, lo que posibilitó amplias posibilidades de cachondeo y guasa al aficionado merengue, así como el orgullo de ser consciente de que se ha fichado a un extraordinario jugador. Se compensaba así la sacada de pecho que nos habría proporcionado un gol más. Como digo siempre, el que no se consuela es porque no quiere. 

Tras el partido Céspedman declaró que el Madrí vivía gracias a los contragolpes,
cosa absolutamente falsa, pero aunque lo fuera siempre sería mejor que vivir
del pasado, como le sucede a este exjugador al que no querían ni en USA. 

El partido finalizó con el pitido final, como sucede con todos los partidos desde hace ciento cincuenta años, década más, década menos. No podía ser de otra manera. El Madrí recorta tres puntos a la cuchufleta nacionalista y se queda a sólo uno del liderato. Podría haber triturado a esos miserables pero qué se le va a hacer. Al menos se ha dirimido la incógnita para quien la tuviera: el Real Madrid es mucho más equipo que el Barçurona. Sin embargo, no se espera otra cosa de las mentes mal amuebladas que imperan en el periodismo nacional y, sobre todo, en el nazionanísta, que buscarle cinco pies al gato y defender que la orina que cae es, en realidad, límpida agua de lluvia. Pues nada, que les vaya bien. La verdad es que el chute de autoestima que ha recibido el Madrid, sobre todo por la solidez defensiva y el orden táctico demostrado, va a venir muy bien. Independientemente del número de goles, esta victoria es de las que dan mucha confianza. Vayan ustedes con Dios. 

sábado, 18 de octubre de 2014

El futuro está escrito

Una semana para el clásico en el Bernabéu, el Madrí tritura al Levante, al que mete cinco goles como cinco soles, en un partido en el que demuestra una abrumadora superioridad y un estado de forma envidiable. Y el mismo día que eso sucede, me encuentro esta noticia:


Estamos que lo petamos, señores. Hala Madrid, hijos de puta. 

Hostias como panes

Ni he visto ni pienso ver el tan publicitado documental que proyectó hace unos días TV3 en la que desvelaba al mundo que Franco era del Madrí, afirmación realizada por la principal pieza de artillería de la Brunete mediática culé pagada con dinero de todos que, sin duda, habrá sorprendido a propios y extraños. Va, es coña. Precisamente una de las razones por las que no pienso ver ese documental es que estoy asqueado y aburrido de las historietas de esta tribu. El robo de Di Stéfano (para el nacionalismo los individuos son "cosas" que valen para componer banderas y a los que se puede sacrificar retirando camas de los hospitales para destinar el dinero a las embajadas playmobil, así que es norma que a Di Stéfano lo "robaran" y no lo "secuestraran"), los árbitros de Plaza, el Bernabéu pagado con dinero público y todo ese entramado de mentiras y calumnias lo vienen repitiendo desde hace décadas. No, curiosamente, cuando sucedieron los hechos, sino después, cuando muchos de los que podían confirmar o negar esas presiones de las autoridades de las que se hablan ya habían pasado a mejor vida. Qué casualidad. Y, sinceramente, me aburren sobremanera. Ya analicé y desmonté en muchas ocasiones todos estos argumentos sin piés ni cabeza, sólo posibles en gentes cegadas por la envidia y una ideología que les impide aceptar que otros pueden hacer las cosas mejores que ellos, más aún cuando son los denostados castellanos a los que llevan más de un siglo tratando de africanos, y permitidas y auspiciadas por un régimen victimista que necesita ser alimentado continuamente con agravios de todo tipo. Igual un día recupero todos aquellos escritos para este blog. Si algo me detiene es que tendría que revisarlos, y de verdad, estoy taaaaaaaaan cansado de todo esto.

viernes, 17 de octubre de 2014

Claro, hombre, claro, ¿por qué no?

Leo Messi se corona como máximo goleador de la historia de la Liga. 
(26 de octubre de 2014)

El minuto histórico. 
Fue en el minuto 71 del clásico, en el incomparable escenario que es el coliseo madridista de La Castellana, cuando Leo Messi entró en la Historia de la competición nacional de Liga coronado como máximo goleador de esta competición al superar los 251 goles anotados por Telmo Zarra. El culé había igualado al legendario delantero bilbaíno la pasada jornada, cuando anotó los dos tantos del Barcelona que abrieron el marcador del Nou Camp en el partido que enfrentó a los catalanes contra el Eíbar. Dos goles que, desgraciadamente, no se tradujeron en nada positivo para los azulgranas, ya que Messi quiso evitar a toda costa marcar el tanto que le impidiera batir el récord en el estadio del máximo rival, como al final así ha sido. Es por ello que Luís Enrique quitó importancia al descalabro que supuso el 2-4 final. "Hay ocasiones en que el fútbol está por delante de meter un balón en una portería", "el Barcelona debe tener miras más altas que las de ganar un partido de Liga; Leo se lo merece, nos ha dado mucho" o "Leo me preguntó el total de goles. Lo desconocía. Pensaba que se refería al total que llevaba y no a los que había marcado en el partido. Le dije que había conseguido un patito, que eso era como dos palitos pero en escuela de pago. Se alegró mucho." fueron algunas de las declaraciones celebradas con gran alborozo por los periodistas de Sport, Mundo Deportivo y TV3 presentes en la sala ante la perplejidad de los medios extranjeros, a los que hubo que explicar algunas cosas. 

miércoles, 20 de agosto de 2014

No digáis que no lo avisé

Partido jugado el martes 19 de agosto en el Santiago Bernabéu correspondiente a la ida de la Supercopa de España entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid.

Real Madrid. 

Alineación del Real Madrid: Portería, el Capitán Espantapájaros; defensa, Carajal, Er niñoe la guitarra, Pepe, MacDonaldciño; centro del campo: Antoñito Cruz, Xabi Angulonso, Modricio; delantera: El otro Ronaldo, Karim Cuidadín y el Expreso de Gales. El otro Ronaldo fue sustituido en el segundo tiempo por James Bond it like Beckham y Say Mary salió por Modricio. 

Entrenador: Carlotto Angelote. Sacó a once jugadores, qué menos.

Atlético de Madrid. 

Alineación del Atlético de Madrid: once tíos, mas dos cambios, que muy bien podrían estar picando piedras bajo un sol abrasador en Texas o montando las vías ferroviarias que comunicaran las distintas instalaciones del archipiélago Gulag en la fría Siberia. Eso sí, aislados de otros presos, asesinos, violadores o maltratadores, a los que tendrían bastante acojonados. 

Entrenador: Pocholo Simeone. Consiguió llevar a la excelencia el estilo de fútbol que defiende. El "catenaccio" italiano de los setenta es un carnaval comparado con la propuesta futbolística de este alumno aventajado de Bilardo. Las moscas cayeron muertas de aburrimiento en el Santiago Bernabéu, que despertaba sólo para protestar las criminales entradas de los colchoneros sobre los jugadores merengues siguiendo las instrucciones de su líder. En el rostro de cada jugador del Madrí que sufría las tarascadas visitantes el técnico argentino vería a aquél que le coronó la cornamenta, de lo contrario resulta francamente imposible explicar tal saña. 

Pocholo Simeone protestando una decisión del colegiado durante el partido.

Incidencias.

Gran aforo en el Bernabéu, tanta gente que a veces parecía que hubiera tres alemanes del Borussia de Dormunt o cuatro madridistas de Varsovia animando. Homenaje a don Alfredo Di Stéfano antes del inicio del partido que fue interrumpido por los roznidos y berreos de la afición atlética lo cual, tal y como sucede siempre, no evitará que se la siga considerando la mejor afición de este universo y algún otro paralelo. Al fin y al cabo si no perdieron tal consideración cantando lo de "Puerta se marea" y otras simpáticas melodías, no van a perderla sólo por interrumpir un minuto de silencio.

Colegiado

En otro golpe sobre la mesa de Sánchez Arminio y sus cuates, el árbitro designado para dirigir el encuentro fue Estrada Fernández, perteneciente al colegio catalán. Para chulos, ellos. Que nadie diga que se esconden. A los doce minutos el Pateti llevaba seis faltas, dos de ellas sancionada con tarjeta amarilla, lo cual no impidió que el equipo de Pocholo acabara con once sobre el terreno de juego, y eso que los visitantes, siguiendo las consignas homicidas de su técnico, no se recataron a la hora de meter los tacos. Para que no quedara ninguna duda, en las postrimerías del encuentro dejó de señalar un clamoroso penalti por manos en el área defendida por Moyá. 

Cómo fue la cosa. 

En un país en el que se pone en la calle a tres gitanos que violan a una pobre chica tras intentar robarle el bolso porque el juez ve discrepancias en las declaraciones de los unos y de la otra, como si lo normal fuera que los criminales contaran lo mismo que la víctima, no debe extrañar a nadie que los jugadores del Atlético de Madrid, espoleados por un técnico cuyo aspecto de gañán barriobajero es toda una tarjeta de visita, y que para que no haya equívocos va escoltado por el hombre de Atapuerca -yacimiento casualmente sito en Burgos- pudieran desplegar su catálogo de patadas y agresiones sin que el colegiado se responsabilizara de sus labores fundamentales, entre las que se incluye castigar las faltas y el juego duro.

James ya sabe lo que significa marcar un gol con el Madrí... absolutamente nada
si no va acompañado de otro al menos, porque la "casillada" es inevitable

Así la cosa, y gracias a la complicidad arbitral, el Atlético impuso el partido que quería durante el primer tiempo. Una estrategia cobarde, miedosa, barrabraverista y que llevó a que en las casas de apuestas un gol del Atleti en cualquiera de los dos partidos se pagara a diez mil millones de euros a uno, más o menos. Había más posibilidades de que los espectadores en el estadio, o en sus hogares, se vieran antes las orejas que una llegada al área de los colchoneros. Sin embargo, todo esto, la ultraviolencia, el fútbol de Atapuerca, el homenaje al "catenaccio" más cerril, no será óbice para que muchos plumillas profesionales se derritan loando las virtudes de Simeone y sus simpáticos sicarios. Para que no pensemos cosas raras, como que son del Atleti y similares, nos envolverán el discurso recurriendo a los principios de la neolengua de Orwell, y cambiarán "violencia" por "intensidad", "autobús en la portería" por "control táctico del partido" y mamarrachadas por el estilo.

Pierna arriba, olvidándose del balón y buscando el tobillo del contrario. La
acción de Siqueira sólo fue merecedora de amarilla para el colegiado. 

Como lo de ganar algo sin marcar es una cosa muy difícil, el Atleti confió todo a la suerte, la suerte de que el Real Madrid se funda quinientos millones de presupuesto para colocar bajo los tres palos al favorito de la Brunete mediática atlética, que no deja de tener su aquél. Y la cosa funcionó. Tal y como advertí, si Dios no lo remedia, el Real Madrid perderá su primer título de esta temporada. El Patético es incapaz de marcar un gol de jugada, y a balón parado tiene las mismas posibilidades que cualquier otro equipo. Vamos, que tampoco es que los colchoneros después de preparar los partidos viendo los vídeos de los del Estado Islámico degollando cristianos es que se pongan a estudiar tácticas de lanzamientos de córner y esas cosas. En un mundo normal, la portería del Real Madrid se mantendría a cero tanto en el partido de ida como el de vuelta. Pero en un mundo normal Casillas no sería portero del Real Madrid. Al igual que en Lisboa, el máximo exponente del antifútbol confió en la suerte/error y la jugada también le salió bien gracias al mismo. Y ya lo advertí, lo del pasado 24 de mayo no es lo normal, lo normal es lo de hoy. Que aparezca la cabeza salvadora de Ramos, Ronaldo o cualquier otro es lo inusual. No pasará todas las noches, y ayer sin ir más lejos, no pasó.
Lo redondo, merluzo, ¡tienes que coger lo que es redondo!

Basándose en las palabras de Angelotte en la rueda de prensa post partido, muchos tierraplanistas defienden que el gol viene de un fallo general de la defensa, como si fuera normal que los entrenadores señalaran en público al culpable. Ni aunque Casillas hubiera atrapado ese balón para, acto seguido, girarse y patearlo a puerta, el técnico habría considerado el tanto culpa del guardameta. Que si el balón cruza por delante de tres jugadores, que si cualquiera de ellos debería haber despejado... pero ¿se creen que somos tontos o qué? Lo normal en esa jugada es que despeje aquél que tiene el balón de cara, y no de aquellos que han de realizar un despeje más peligroso que igual acaba entre los tres palos. El problema de la jugada es que el portero no sale, porque Casillas lleva años sin salir en ese tipo de balones. Casillas es el único jugador que jamás se moja cuando llueve en el transcurso del partido, porque su disposición permanente bajo el larguero evita que las gotas de agua impregnen su cada vez más escasa cocorota. Como decía ayer alguien en Tuíter, es el portero más seguro del mundo... si se produjera un terremoto ya que, como todos sabemos, en ese caso hay que ponerse bajo el marco de las puertas. Eso sí, los saltitos ridículos que no falten. Antes de la jugada que nos costó el gol, Casillas ya dejó muestras de su incapacidad para defender los balones altos en su área, la zona que ha de dominar SIEMPRE un portero. En otra salida a por uvas disputó un balón con un colchonero... sin saltar, y encima flexionando la rodilla. Un gesto propio de Casillas que alguien definió muy atinadamente como "saltar hacia abajo". No hablo de "error" de Casillas en el gol, porque el hecho de cometer un error lleva implícita la acción, y el problema es que Casillas no se mueve, no actúa, no hace NADA. Casillas es un portero acobardado, porque sabe que, en caso de choque, tiene las de perder. Por eso se limita a quedarse entre los tres palos y rezar para que le lancen un disparo desde cuarenta metros que pueda desviar a la línea de fondo, porque ni siquiera es capaz ya de atajarlo. 

Casillas no tiene un problema, Casillas es un problema.


La recua de defensores del espantapájaros decrépito ya va afilando sus "argumentos", por llamarlos de alguna manera. ¿Cómo nos van a convencer de que el peor portero del mundial -siete goles en dos partidos- ha de relegar al banquillo al considerado mejor portero de ese mismo mundial? En el primer programa de "El Chiringuito", espacio presentado y dirigido por J. Pedrerol, en la presente temporada, esa coartada del ultra antimadridista diario AS que es Tomás Roncero expuso los andamiajes sobre los que se va a construir el edificio cochambroso de la titularidad de Casillas. A saber: el de Móstoles ha de ser titular porque el problema que tiene es de falta de confianza, y ésta sólo puede recuperarse jugando partidos. Obviamente, añade el tonto útil del antimadridismo relañista y prisáico, si los fallos y cantadas del Capitán Espantajo se producen en una racha prolongada de partidos, Angelotte tendría derecho a cambiarlo (faltaría más) y dar una oportunidad a Keylor Navas.


La propuesta tomasina que, oída las palabras de ilustres casillistas tras el partido de Supercopa, me temo va a ser dogma de fe es fácilmente rebatible, lo cual no es noticia teniendo en cuenta de quién viene. Pero eso da igual. Hablamos de propaganda. "Lo ponemos y, si no funciona, se le quita" es, a priori un argumento de una lógica aplastante, pero sólo para aquellos que no quieren que la realidad les estropeé una ilusión o que tienen las neuronas de vacaciones permanentes. Y no lo es, primero, porque el Real Madrid es un club de fútbol, uno, además, que invierte gran cantidad de dinero y que, por tanto, exige resultados que no pueden depender del estado de ánimo de un jugador concreto. Si Espantajomán tiene problemas de cabeza, no debe jugar. Punto. Para recuperar confianza que juegue los partidos de entrenamiento, que parar los disparos de Cristiano o Bale ha de dar mucha fe en uno mismo. O que se vaya a correr a la playa mientras escucha "The Eye of the Tiger", como hizo Stallone en Rocky III, que no le fue mal la cosa. Y cuando esté centrado, sólo entonces, le podrá disputar la titularidad a Navas. Y si no, que se retire.


Y segundo, porque para quitar a quien en cada partido te hace alguna que acaba costándote un gol no hace falta tener el título de técnico. El trabajo de Angelotte es ver quién está mejor en los entrenamientos, o quién puede ofrecerle lo que él necesita para el equipo, y ponerlo. Para eso está el trabajo entre partidos. El técnico no está para corregir los fallos, sino para evitar que estos se produzcan. Pedir que el técnico saque a los once primeros que le vienen a la cabeza y luego ya, si acaso, si la cosa no rula, pues se pensará en sacar alguno de ese once titular, es una auténtica sandez. Lo típico de Roncero, vamos.

viernes, 1 de agosto de 2014

Si no sabe salir ni en los córners, ¿cómo va a salir del Real Madrid?

No entiendo cómo puede haber gente que no sea seguidora del conjunto merengue, cuando es una de las cosas que le da más picante a la vida. Vivir permanentemente en una montaña rusa de emociones. Baste como ejemplo lo sucedido en Lisboa hace poco más de dos meses, cuando en unos minutos pasamos de la desazón más profunda al alborozo más absoluto al premiar el cabezazo de Ramos, en el minuto 93 del partido, la fe de todos aquellos que creíamos que la final no estaba perdida. El subidón fue considerable, sobre todo por las condiciones en las que el Patético de Madrí había tomado ventaja en el marcador. Si el segundo equipo de la capital se hubiera llevado la Copa de Europa, lo habría hecho con el dudoso honor de no haber tirado ni una sola vez a puerta porque, como todos recordaremos, el tanto fue un regalo, como lo han sido tantos goles, de ese espantapájaros al que algunos llaman "portero" y al que todos llamamos Íker Casillas o cosas peores.


Aparte de por el gol de Ramos y el cómo lo celebré, siempre recordaré aquella final por las llamadas de atención que recibí de ciertas féminas que nos acompañaban a los reunidos en para tan magno evento -"por favor, que hay niños delante"- debido a las lindezas que dediqué a nuestro Capitán Tan y a su señora todo el tiempo que medió entre el gol de Godín -físicamente imposible en caso de que bajo los tres palos hubiera algo remotamente parecido a un guardameta- y el de Sergio Ramos. A veces, ser seguidor madridista es muy, pero que muy difícil. Serlo el día siguiente a perder una final, y encima de Champions, y por si fuera poco ante el rival capitalino, sería realmente jodido, pero soportable hasta cierto punto. Ahora, perder de esa manera por culpa única y exclusivamente del estorbo que ofende el recuerdo de tantos que llevaron el brazalete de capitán con más dignidad -cosa nada difícil: con jugar al fútbol, no digo bien, tan sólo con jugar, ya habrían ostentado la capitanía con más solero que el Águila Calva de Móstoles- habría sido la mayor prueba a la que esta generación de madridistas, y posiblemente cualquiera, se hubiera enfrentado jamás: no ganar la añorada décima por culpa de un fulano que está donde está gracias a la presión de su guardia pretoriana mediática, que para mayor retranca es antimadridista y mayoritariamente aficionada del Patético de Madrid. Se imaginaba uno cómo sería vivir en el día después, con esa tribu de sinvergüenzas  mediáticos descojonándose del madridismo, partiéndose la caja al rememorar cómo consiguieron poner de titular en Champions a un chivato del vestuario, que está más acabado que el charlestón, y ser así de partícipes de la primera "orejona" de su Pateti. Para que la jugada hubiera sido más redonda la tendría que haberla pintado Giotto con un compás.

Pues yo sigo sin verle el atractivo a Lady MacBeth por ningún lado

En esas estábamos, como digo, poniéndole las orejas coloradas a los presentes, chiquillos y adultos. De Sara Carbonero dije cosas muy gordas, aunque no recuerdo bien cuáles. Algo relacionado con su afición al Patético de Madrí con mucha "zorra" intercalada. Pero de lo que sí me acuerdo es de repetir como un mantra que, aunque perdiéramos la final, al menos tendríamos un trofeo: la cabeza de Íker Casillas, porque de esa no le salvaba nadie. Y creía, y seguí creyendo hasta ayer mismo, que el darle la vuelta al resultado "in extremis" no cambiaría lo sucedido hasta aquél feliz minuto noventa y tres, que no fue otra cosa que el estar a punto de perder la final de Champions por culpa de nuestro portero. Porque está acabado y es muy malo. Y que el Madrí debía dar ya una solución al tema y no recrearse en la suerte. Muchos éramos los que veníamos advirtiendo que las aleluyas de Casillas nos podían costar un título, que malo era ver cómo el Madrí perdía puntos por culpa de las cantadas de este malandrín, pero nada en comparación a la posibilidad de que un fallo suyo en un partido importante mandara al garete todo el trabajo de la temporada. Que esto no sucediera de puro milagro aquella noche en Lisboa no significa que no vaya a suceder en el futuro. Es más, nos anuncia que sucederá. Entonces será el llanto y el crujir de dientes, pero para poco nos va a servir.

Lo acontecido en el mundial, en el que Casillas encajó siete goles en dos partidos, algunos por responsabilidad única y exclusivamente suya porque, repito, es un guardameta nefasto, vino a reforzar mi esperanza en que los ciegos recuperaran la visión, porque la decrepitud del otrora ídolo era tan evidente que ni los más fanáticos defensores del maromo de la Carbonero podrían defender ya la permanencia en el club, y no digamos ya la titularidad, de esa máquina de encajar goles y perder partidos. Ocho goles recibidos, ¡ocho!, en tres partidos de alta competición eran prueba sobrada. Lo de ir con estadísticas en la mano demostrando que Casillas encaja un gol cada dos o tres disparos a puerta ya no sería necesario. Cualquiera que no tuviera una lesión cerebral vería que el Real Madrid no puede dar cobijo a un jugador así so pena de llevarse un día la que quiso Dios que no nos lleváramos en Lisboa. La protección mediática de la que goza este sinvergüenza quedaría anulada ante la cruda realidad. A este, pensaba yo, ya no le salva nadie.

Que no se diga jamás que MarÇa no dedicó una portada a Diego López. Y ya que estamos, aprovechamos para ponerle la cruz a Arbeloa.
Y, sin embargo, cuando el mes de agosto, en el que nos jugamos dos títulos y empezamos la liga, inicia su andadura, la noticia es que Diego López, portero por el que Angelote se había decantado en su primer año como técnico madridista, tendrá que buscarse equipo tras haberle comunicado el club que Casillas sería el titular en todas las competiciones, lo que sumado a la más que probable llegada de Keylor Navas situarían al gallego como tercer portero del equipo, con pocas posibilidades de jugar y ni siquiera de ir convocado. Diego, normal, ha decidido abandonar concentración y club para centrarse en la búsqueda de un nuevo equipo y también un nuevo hogar para su familia. Suenan Nápoles y Mónaco, e incluso el Chelsea. Le deseo toda la suerte del mundo, porque nosotros no vamos a tener ninguna. Se gastó toda en Lisboa. Tampoco es que nos la merezcamos. 

Corría el año 2006 y ya pasaban cosas como estas. No aprendemos (vía @Sergio_RMCF)

Porque quien sacrifica a un profesional por el caradura de Íker Casillas, no merece suerte alguna. La realidad es que los responsables del club habían decidido, como haría cualquier persona medianamente normal, darle puerta al mostoleño y a su novia la extraterrestre y buscar un portero que cubriera la portería del conjunto blanco con un mínimo de garantías. De esos los hay a patadas. Casillas, como he dicho un montón de veces, debe estar entre los tres peores porteros de la Liga. Bueno, es que lo está, lo que no me atrevo a decir es en qué posición. Si Casillas fuera una décima parte de lo merengón que sus groupies de tuíter, el sector irreductible de los piperos y la quintacolumna atlética de la prensa supuestamente madridista dicen que es, habría llegado a un acuerdo amistoso con el club para buscarse la vida por otros lares donde quizá, vete tu a saber, podría recuperar la ilusión y algo de la chispa que le caracterizaba antaño. En vez de eso este paladín del madridismo mal entendido puso sobre la mesa unas condiciones inaceptables para el club. Las Ikerbeliebers siempre están sacando eso de "lo que Casillas le ha dado al club". Pues todo lo que haya podido darle iba a quedar en agua de borrajas comparado con lo que éste pájaro quería que el club le diera a él, nada más y nada menos que 27 millones de euros de indemnización más la carta de libertad, es decir, que el Madrid no cobrara ni un "muchas gracias" por su aterrizaje en otro club. Vaya con el madridismo del susodicho, qué ejemplo a seguir para la parroquia blanca el del granuja este. Pero esto sería lo de menos, porque los tontos no abundan fuera tanto como allende nuestras fronteras y los periodistas no distorsionan la realidad por vete tú a saber qué oscuros intereses. Vamos, que a la vedette alopécica  no la quería nadie, al menos pagándole la ficha que tiene en el Real Madrid. Sólo Arsenal y Mónaco, el primero sin mucho convencimiento y el segundo tras haberse quedado colgado de la brocha con el asunto de Valdés, mostraron cierto interés. Pero ni británicos ni franceses son idiotas, o al menos no tanto como muchos madridistas. Saben que Casillas es malo, muy malo, y el impacto mediático que todavía mantiene el jugador no compensaría la morterada que este madridista de baratillo recibe religiosamente del Real Madrid por mantener la fidelidad a sus colores.

Típica postura de Íker en los días de entrenamiento voluntario.

A unas condiciones inaceptables para el club al que tanto dice querer, a la realidad de que ningún equipo está interesado en él, y menos con una ficha tan elevada, se suma otro factor: el apoyo mediático. Casillas es el ojito derecho de la prensa deportiva, tan madridista ella. La virulencia de la campaña contra López que hemos soportado durante la pasada temporada, ya de por sí agresiva y burda, se ha acrecentado estos últimos días. El mayor ejemplo ha sido esa portada del AS en la que se ofrecía el once titular que habrían votado los aficionados merengones, con Casillas bajo los palos cuando la realidad es que el que más votos había recibido en esa posición era Keylor Navas... ¡que ni siquiera estaba fichado! Dirán algunos que tampoco es una manipulación, que no se puede poner ahí al que todavía no ha firmado contrato. Es que precisamente ésa es la manipulación, poner a Navas para dividir el voto de los que no querían a Casillas, que entre los recibidos por éste y por Diego López suman mayoría. El madridismo no quiere a Íker como titular y, sin embargo, así aparece en la portada del diario dirigido por Relaño. Nada nuevo bajo el sol si tenemos en cuenta que en él colabora la mega-groupie Colino y la política seguida por susodicho medio de perjudicar al Real Madrid. Si estos son capaces de llegar a tales extremos de infamia estadística para colocar ahí a su Íker es que éste es perjudicial para el club blanco. 




Los de  la acera de enfrente no les van a la zaga. Hoy, sin ir más lejos, supongo que para contrarrestar la oleada de justa indignación que la marcha de un profesional como Diego López y la permanencia del quiste mostoleño, auténtico cáncer dentro pero, sobre todo, fuera del terreno de juego, ha de provocar en el madridismo de bien, el diario Marca ofrece un análisis psicológico del rostro de Íker Casillas en el que, faltaría más, todas las conclusiones son buenas aunque choquen frontalmente con las pruebas empíricas. Pero, ¿a quién vamos a creer más? ¿A nuestros ojos o a la sapiencia de este experto en las jetas? Casillas, según el experto doctor Julián Gabarre, tiene una seguridad en sí mismo "bastante alta" (claro, por eso cuando las pasadas temporadas vio que Diego López le disputaba la titularidad el tío se planteó irse del Madrí), el dinero no es "lo más importante para él" (cosa sabida por todos, de ahí que le haya pedido al club hasta el último céntimo de su contrato para poder librarnos de él), posé una "gran agilidad en la percepción de lo que viene" (a no ser que sea un balón, aclaro) y goza de "excelentes reflejos y una notable capacidad de concentración" (habilidades que supongo debe demostrar respectivamente a su mujer cuando tiene que buscar una excusa de por qué no ha lavado la vajilla y a su retoño cuando juegan al ajedrez, porque otra cosa no me explico). Y esto es sólo el entrante de lo que nos espera esta temporada una vez eliminado el factor Diego López. Ya nos podemos ir preparando.

Si lo de la Yihad raulista nos parecía tremendo, la casillista nos va a poner los pelos de punta.
Exhalando madridismo y savoir-faire por los cuatro costados. (vía @Joseejimenez7)

A mí no me gusta que el Madrid pierda ni a las tabas. Pero puesto en el dilema de un mal y un mal mayor no tengo más remedio que elegir el primero ahora que estamos a tiempo. Ilusiona mucho ganar la Supercopa de Europa, pero si es a riesgo de tener que cargar toda la temporada con este muerto en vida bajo los palos, de temblar a cada centro al área, cada córner lanzado por alto, de sufrir un amago de infarto cada vez que nos disparan a puerta para, al final, ver cómo nos vamos dejando puntos por el camino gracias a las aleluyas del mancebo de la Carbonero, prefiero una debacle en Gales. Al fin y al cabo ése es un trofeo con poca más importancia que el Teresa Herrera, por lo que lo cedo con gusto antes que arriesgar lo que arriesgamos hace dos meses en Lisboa. Seamos realistas: con Casillas en la portería la hostia nos la vamos a llevar sí o sí, pues cuanto antes mejor. Sobre todo porque ya hay que mirar por el resto de las manzanas del cesto a las que el calvo que anuncia champús va a podrir pero a base de bien. 

jueves, 24 de julio de 2014

Pues haberle llamado "Jaime", señora

Anda la madre de la nueva y flamante adquisición del Real Madrid, el colombiano James Rodríguez, recordando que el nombre de su vástago ha de pronunciarse tal y como se escribe, y no como lo harían los anglosajones, esto es, "Yeims", como "Yeims Bond" o "Yeims Olsen, el amigo de Superman". De todos es sabido que las normas fonéticas y ortográficas no se aplican a los nombres propios, tal y como demuestra nuestra reina "Letizia", pero digo yo que todo tiene un límite. Son ganas de complicarse la vida la de esta señora, que jamás habrá oído pronunciar el nombre "James" tal y como ella pretende que lo pronunciemos ahora. Si quieres homenajear a James Dean poniéndole su nombre al chamaco, pues muy bien, pero siendo consciente de que se tiene que pronunciar como se tiene que pronunciar.

Tras realizar las consabidas cabriolas para los fotógrafos, James lanzó unos tres mil cuatrocientos
doce balones al público que abarrotaba el estadio. Da igual, somos ricos, jodidamente ricos. 

Pero en fin, cosas peores se han visto de los progenitores de esas regiones de Hispanoamérica, capaces de ponerle a sus hijos nombres que yo nunca pondría a mis peces de colores, como "Usnavymarina", "Christmasday" o "Walt Disney de Jesús", todos ellos -doy fe- corresponden a venezolanos o colombianos cuyos documentos de identificación personal circulan por la internet. Desde esta perspectiva, la mamá de Rodríguez incluso ha pecado de comedida. Un nombre anglosajón fonéticamente adaptado al español es lo menos que al nuevo jugador merengue le podría haber pasado cuando la hacedora de sus días tuvo a bien traerle a este valle de lágrimas, lo que evitó serios perjuicios en sus aspiraciones deportivas. ¿Alguien cree que el Madrí hubiera presentado a "Lord Mario Napoleón Ismael" o a "Batman Roberto" ante decenas de miles de espectadores por muy Bota de Oro del mundial que fuera? ¿Cómo iba un jugador llamado "Adolf Hitler Rodríguez" a garantizar un mínimo de ingresos por contratos publicitarios? Sin embargo, desde la perspectiva de un español, no se entiende porqué no haberle puesto "Jaime" y se hubiera dejado de zarandajas. Pero vaya, tampoco es que el nombre tenga tanta importancia. A una persona no se le puede prejuzgar por cómo le hayan bautizado sus padres. Por ejemplo, uno puede llevar un nombre tan tradicional como "Luís" precediendo a un apellido tan normal como "Suárez" y acabar liándose a mordiscos con la gente. 

James besa el escudo en un gesto jamás visto en las innumerables presentaciones
de jugadores realizadas en el Santiago Bernabéu. 

Pero vayamos a lo que interesa. El fichaje de James, junto con el del otro gran jugador del mundial, Tony Kroos, muestra la intención del Madrí de no caer en el mismo error que pasadas temporadas, esto es, acomodarse en el éxito. De esa manera el club de La Castellana enfrenta la temporada que está a punto de iniciarse como si estuviera en un estado famélico de títulos. ¿La décima? ¿Y eso cuándo fue? ¿Quién se acuerda? Pero, sobre todo, muestra que el Madrid y el madridismo ya ha superado ciertos complejos propios y/o inducidos por el entorno supuestamente madridista -realmente de un antimadridismo galopante- acerca de lo feo que está el gastarse el dinero que uno tiene en lo que uno quiere. No veo que los 80 u 85 kilos que ha tocado pagar por el colombiano hayan ido acompañados del "mea culpa" que siguió a fichajes como los de Cristiano o Bale. Es posible que el hecho de que éste último marcara él solito el gol que nos dio la Copa del Rey frente al Barcelona, y el segundo, el que decantó la final hacia el lado madridista en la final de Lisboa, le haya abierto los ojos a más de uno. Lo bueno cuesta, pero compensa pagarlo. 

Pues con la ayuda de Mathieu, de treinta años, por el que habéis pagado 20 millones de nada. 

Reforzamos así al equipo que ganó Copa y Champions tras zurrarles las badanas a los históricos archirrivales con los dos mejores jugadores del pasado mundial. Y esto es así, da igual que la FIFA, en otra cacicada proculé de las que tanto hacen alarde los organismos internacionales del fútbol, le entregara al Balón de Oro del pasado mundial a Leo Messi. Al igual que las máquinas imaginadas por James Cameron en la saga de "Terminator", el Madrid avanza inflexible triturando bajo sus orugas mecánicas los cráneos de los enemigos, los del actual campeón de Liga, el actual campeón de Liga, el actual campeón de Liga (no, no es un error, lo repito varias veces porque ni ellos se lo creen), cuyos pilares fundamentales ya han sido traspasados a otros equipos, y cuyo triunfo casual es debido casi exclusivamente al devenir histórico, que marca una Liga de los indígenas del Indianápolis del Calderón cada dos décadas o así; y los del Barcelona, cuya capacidad de maniobra se halla bastante limitada al estar hundido hasta el cuello en el lodazal conformado por sus intentos de estafa a hacienda, así como por el problema que le supone una plantilla en claro declive desde que el técnico acusado de consumir sustancias dopantes siendo jugador cogió la puerta y se fue a Alemania para que le encasquetáramos una manita en semis de Champions antes de regalarnos a Kroos.   
James luciendo su físico perfecto días antes de que el MarÇa le diagnostique una hérnia,
un hematoma cerebral, un lesión crónica de menisco o la inminente gangrena de una de
sus extremidades. 
Pero las calaveras que más me moló ver aplastadas ayer por el Skynet merengón fueron los de los periodistas, que dejaban escapar sus "es un capricho de Florentino", "es una barbaridad pagar esa cantidad por un jugador que nadie conocía hasta el pasado mundial", mientras el metal trituraba sus cráneos -con gran facilidad, supongo, dado el poco grosor de los mismos. Complejos los justos, y si no los hay, mejor. Ante este tipo de críticas hay que hacer como Loquillo en los conciertos: extender los brazos, sacar pecho, mirar directamente al gusano en cuestión y bramar "sí, ¿qué pasa?".  Es nuestra pasta y nos la gastamos como queremos. Y que se sepa. Más de 45.000 almas viendo en directo la presentación, millones siguiéndolo por televisión e internet. El vicepresidente del Mónaco presente en la ceremonia, como rindiendo pleitesía al club más grande; el embajador Colombiano, en representación de la nación sudamericana, también. Oigan, que esto no es normal, que cuando se presentó Rakitic en el estadio no estaba ni el que riega el césped. Normal que seamos más chulos que un ocho verde pistacho. La temporada es larga, son muchos los partidos que nos esperan y no queremos llegar con el depósito en reserva como la pasada, con Benzemá renqueante y Cristiano jugándose el tipo en Lisboa. Y tampoco queremos que los supuestos titulares se acomoden al no ver en el banquillo a quien les pueda quitar el puesto. Isco, a competir con el colombiano; Illarramendi con el alemán. O viceversa. A ver quien es el guapo que se queda papando moscas con este panorama. Ya sabemos lo que sucede cuando un jugador cree que su puesto en el once es como haber aprobado una oposición. 

martes, 8 de julio de 2014

Un absurdo conglomerado madridista fue derrotado ayer por el Nancy (2-4) en Chamartín

"Tenían mucha prisa los seguidores del Madrid, y en general los aficionados, por saber si la adquisición del fenómeno argentio Di Stéfano era brillante, por eso ayer llenaron las tribunas y el graderío bajo de Chamartín, que ofrecía un aspecto muy superior a lo que podría esperarse para un partido amistoso un día laborable."
 

"(...) El "as" argentino traía ayer el lastre de medio año largo de inactividad. Su trote ha perdido la fulguante rapidez de otro tiempo y el "sprint" corto es también menos veloz que cuando vino con Millonarios, pero su juego sigue en posesión de un toque implecable de película, de un "dribbling" sobrio, muy ceñido y rápido, de una gran facilidad y precisión en el pase y de una concepción instantánea y certera de la jugada. Carecía ayer de ayuda y, sin embargo, jugo bien. Los únicos destellos de gran clase de toda la tarde fueron los suyos, y su maestría, puesta en evidencia varias veces, encendió en el graderío los únicos aplausos de la jornada".

L. López Sánchez, diario ABC, 24 de septiembre de 1953.

Alfredo Di Stéfano ha sido o, mejor dicho, ES (porque para el madridismo no se ha muerto, no se va a morir nunca) el mejor jugador de todos los tiempos sin discusión. Y punto final. Ni Pelé, ni Maradona, ni nadie. Y en este caso no es mi característica pasión por el club de mis amores la que ha tomado el control de mis dedos, que igual otras veces ha pasado; es un hecho fácilmente deducible. Me explico: el día 23 de septiembre de 1953, miércoles, en el que Di Stéfano llega a las 10:30 de la mañana a Madrid para firmar su contrato con el club merengue, para después comer, entrenar un poco y ponerse a jugar al fútbol un amistoso contra el combinado francés del Nancy (vaya nombrecito), habían pasado veinte años desde que el Real Madrid ganara su última Liga, y en esas dos décadas sólo había sumado dos Copas del Generalísimo. Esto es difícil que lo entiendan los jóvenes madridistas, pero la realidad es que el Madrid de la posguerra era un equipo mediocre y vulgar, que había estado a punto de ir a parar con sus huesos a la Segunda División más de una vez. 

"Las finales no se juega, se ganan"

La llegada de Alfredo Di Stéfano en el club transformó radicalmente la historia y el devenir de la entidad. En los poco once años que estuvo en el club ganó ocho ligas, es decir, casi todas las que se jugaron. Pero lo mejor vino en Europa, donde lideró a un Madrid que se coronó cinco veces consecutivas campeón de la recién nacida Copa de Europa. Todo un logro y más en una España, la de entonces, que vivía al margen del continente. A eso hay que añadir la primera copa Intercontinental, alguna que otra Copa Latina (que no sé lo que es) y cinco trofeos al máximo anotador de la Liga. 

"Elegí al Real Madrid y no al Barcelona porque soy un ganador y no un perdedor"

Esta diferencia en el palmarés del club entre el antes y el después de su fichaje, muy superior al logrado, por ejemplo, por el Nápoles tras la llegada de Maradona, no es lo único que justifica y sostiene mi anterior afirmación anterior, aunque ya sería bastante, no, lo que realmente demuestra que Di Stéfano fue/es el más grande es la impronta que dejó en el club. La línea ascendente de un club mediano tirando a vulgar que marcó Alfredo sobrevivió a su retiro hasta el punto de que cuatro décadas después sería el propio futbolista quien recibiera el trofeo que acreditaba al Real Madrid, ese equipo normalito tirando a "psché", como el Mejor Club del Siglo XX. El Madrí ha sumado las mismas copas de Europa que ganó con el delantero hispanoargentino, cuyo récord de otras tantas ligas consecutivas también fue igualado un cuarto de siglo después. Cruyff ganó tres Copas de Europa con el Ajax, equipo que ahora es una chufla; Maradona ganó un par de  Ligas italianas, alguna copa y una UEFA con el Nápoles, y desde su marcha el club italiano sólo ha sumado un par de copas italianas o así. Yo qué sé. A Pelé por Europa no se le vio el pelo, y su "legado" en el Santos es señalar de vez en cuando a un "heredero" para que el club saque unos buenos cuartos vendiéndoselo a los incautos europeos, ya se trate de un Robinho o un Neymar. Pero Di Stéfano cogió a un club de los de medio de la tabla y lo transformó en lo que hoy conocemos.

"Ningún jugador es tan bueno como todos juntos"
Dirán algunos que Di Stéfano nunca ganó un mundial pero, como decía alguien en Tuíter, si acaso lo que demuestra eso es que los mundiales no pasan de ser unas meras pachangas veraniegas cuyo crédito estaría más alto si los fiferos pudieran alardear de que una de sus copas recayó en las manos de la Saeta Rubia, el jugador que fue la piedra angular de lo que es el fútbol de hoy día. Él fue el primer "galáctico", rodó tres películas, hizo anuncios (¡de panties!) pero también fue el primero en entender que un jugador ha de moverse por todas las posiciones, eliminando esa especialización característica hasta el momento. De hecho, en sus primeros partidos como blanco se le llegó a criticar el ser un delantero centro que no se mantenía en su puesto, sino que se movía por toda línea de ataque e incluso bajaba a defender. Pelé puede haber sido el mejor delantero, Cruyff el mejor organizador y Maradona el mejor mediapunta, pero Di Stéfano ha sido/es el mejor todo. 


Y ya está la piara culé con lo de que las Copas de Europa ganadas por don Alfredo no valen, que son en blanco y negro, o pretenden restarle méritos argumentando que los rivales contra las que se ganaron son, a día de hoy, desconocidos. De lo primero no digo nada porque de aquí a unos años me pondrá mucho que critiquen la Décima diciendo que no se vio en 3D, pero de lo segundo... ¿no os dais cuenta, angelitos míos, que precisamente éso es lo que refleja la grandeza del Real Madrid? Esos equipos eran grandes entonces; el Real Madrid, por mor de la impronta del mejor futbolista de la Historia, decidió que lo sería siempre. No es que el Madrí se enfrentara a unos mindundis; sino que entonces eran potencias europeas y el Madrí lo sigue siendo. Éso es lo que marca la grandeza del Madrí, y eso es lo que consiguió Alfredo di Stéfano (no sólo, como a él mismo le gustaba recordar siempre, pero sobro todo gracias a él) y es lo que le convierte en el Mejor. Técnica, sí, pero también velocidad y, sobre todo, corazón y coraje. Y que la derrota no sea una opción.


lunes, 26 de mayo de 2014

La puta Décima, por fin.

La emoción del partido, el subidón acrecentándose en cada gol y detalles varios -en mi caso comprobar que se puede subsistir casi ocho horas a base de cerveza y cava extremeño; cualquiera estaba para cenar anoche- impiden que la mente humanomadridista (valga la redundancia) pueda sopesar con justicia el valor de lo acontecido anoche en el estadio Da Luz de Lisboa. Creo que tendrá que pasar mucho tiempo hasta que nos demos cuenta de la importancia de este título, y me parece que pasaremos otro tanto captando gran cantidad de los detalles de sus consecuencias a medida que se vayan produciendo. Si el movimiento de las alas de una mariposa puede, con el tiempo, originar un tifón en Malasia (o eso dicen, la verdad es que no me creo una mierda) imaginad qué no puede producir lo vivido ayer por todo el madridismo en sus filas y, lo que es mejor, en las filas enemigas, que es lo que más mola. No obstante, trataremos de hacer un pequeño esbozo, más que nada por no tener que hablar de fútbol y tácticas, de los que no tengo la menor idea.

Siempre estáis ahí. 

El Real Madrid es el primer equipo de fútbol europeo que va a tener que usar dos dígitos para poder contar sus Copas de Europa. Es que lo piensas y es algo tremendo. Ganar este trofeo es muy difícil. Grandes equipos europeos se enorgullecen de tener dos o tres en sus vitrinas, y nosotros tenemos... ¡diez! Dirán nuestros enemigos, que son muchos, que las primeras cinco o seis no valen por motivos varios (que si son en blanco y negro, que si la forma del trofeo no coincide con la del actual, que si el sistema de competición no es el mismo), pero a esos les respondo que bien podía tener forma de un botijo, que la realidad es que ellos no fueron capaces de apañar ni una. El que ahora se dispongan en desprestigiar esta gesta muestra bien claramente la importancia que tiene la Décima. Dirán que el Madrí ha tardado doce años en ganarla, y que ha invertido un Potosí en la empresa. Pues si tenemos tanto dinero, mejor para nosotros, mezquinos envidiosos. Y ganar tan preciado trofeo invirtiendo 500 millones es mucho más rentable que no ganar ni la copa Danone invirtiendo cinco, porque es una división por cero, simple matemática. Respecto al tiempo, más es el que han invertido ellos, que mientras unos todavía llevan más de un siglo esperando conseguir el trofeo, otros se han visto desplazados a la misma distancia que ocupaban hace más de cincuenta años, es decir, a seis copas de Europa. Estos otros, por cierto, también tardaron más, unos trece años, en ganar una Copa de Europa después de perder la virginidad en 1992.

Precisamente el que hayan transcurrido más de diez años desde que ganamos la Novena es lo que eleva la importancia de esta Copa de Europa y marca la diferencia entre el Real Madrid y el resto. Son incontables los equipos que han ganado el trofeo una, dos o tres veces en un corto período de tiempo para luego desaparecer por el foro. Sólo uno está siempre presente. Nos llevamos seis en los primeros diez años del torneo; faltamos a la cita en los 70, donde no dejamos de jugar finales de competiciones europeas; perdimos una final en la década de los 80, pero sumamos dos nuevos entorchados continentales, sendas Copas de la UEFA, cuando este trofeo era algo importante y no lo que es ahora; en los 90 recuperamos el cetro, que conservamos a inicios del siglo. Y ahora, diez años después, vuelve a ser nuestro. ¿Dónde está aquél Ajax que consiguió tres Champions consecutivas? Asomó la cabeza hace veinte años o así para ganar una de pura chiripa y ahora vegeta por esos campos de Dios de la antigua Flandes. ¿Y aquél Milán que iba a igualar nuestro palmarés? Ahora tiene pinta de no ganar otra Champions hasta que el retoño de Ramos y la Rubio esté cobrando la jubilación.

La venganza es mía.

Aparte, esta décima supone una de las mejores temporadas de la Historia del Real Madrid. Por lo que yo he vivido y recuerdo, quizás la mejor. Hemos hecho doblete, algo que no conseguíamos desde los ochenta, cuando la "Quinta del Buitre" ganó Liga y Copa el mismo año que en Europa el Milán de Berlusconi nos encasquetaba cinco chicharros, con lo cual nuestro prestigio quedó algo tocado. Pero la Champions da mucho prestigio, más aún cuando la has ganado llevándote por delante a los equipos más importantes de la Bundesliga, incluido al que acababa de ganar el título y era, a la sazón, campeón de la pasada edición de Champions, que recibió en su estadio la mayor humillación encajada en esta competición. Zurrada la badana de la autodenominada "Bestia negra" del madridismo, puesto en solfa el calvo de los batidos mágicos, liquidamos con la misma efectividad al actual campeón de la Liga Española en la final de Lisboa. Campeón que, además, es uno de nuestros mayores enemigos. Al otro, al club de los colores chillones fundado por un suizo, lo habíamos despachado ya con anterioridad en la final de la Copa del Rey, triturando cualquier posibilidad de no acabar en blanco la presente temporada.

Far$a, Bayern y Pateti pasados por la piedra. Si a eso sumamos a la Juve, que apeamos en la liguilla, resulta que nos hemos zumbado así, como quien no quiere la cosa, a los equipos que durante la presente temporada han ganado las ligas española, italiana y alemana.

Joder, si esto no es un año cojonudo que venga Dios y lo vea.


El fin del cholismo incipiente.

Después de soportar tantos años de Guardiolismo, entendiendo como tal no el currículum como técnico del exjugador del Brescia que tuvo que abandonar el fútbol tras dar positivo por nandrolona, sino esa filosofía de todo a cien compartida y promovida por un aparato propagandístico como jamás se había visto en este país, no me quiero ni imaginar lo que habría sido de nosotros si el equipo dirigido por Simeone nos hubiera levantado la Champions. Porque resulta que la inmensa mayoría de los periodistas que desde medios generalistas y deportivos nacionales nos llevaban hasta el hastío con sus piropos y peloteo continuo al gurú de San Pedo, su campaña de limpieza étnica para sacar de la circulación a todo aquél que no comulgara con sus ruedas de molino, no eran del Barcelona... sino del Patético de Madrí. Otra cosa es que lo reconocieran. Pero así es. Pues imagínense a esta chusma exaltado en este caso a un jugador de su equipo. 

Eso es lo que habría pasado de no haber sido por el cabezazo de Sergio Ramos. Por si fuera poco, el Pateti habría ganado gracias a una cantada de Casillas, héroe de todo este gremio de colchoneros resentidos, que habrían visto así bien pagado su apoyo al gañán de Móstoles, del que ya han recibido cuantiosos beneficios en forma de filtraciones y desestabilizaciones del vestuario. Hubiera sido sencillamente horrible. Sobre todo, porque significaría el paso de defender un fútbol anodino, y sarasil, en el que el contacto está más prohibido que en el volley-ball, a otro diametralmente opuesto y que pudo disfrutarse anoche: el fútbol de la tangana, de la patada al tobillo, de las entradas sucias, de la provocación y del racaneo en el juego. De unos simpáticos ewooks afeminados bailando la sardana pasaríamos a tener como referente a un equipo de poligoneros escupidos por el proyecto hombre y a los que se impediría formar equipo en una prisión.

Gracias a Dios esto ya no va a ser. O casi no va a ser, porque España no es un país normal. Claro que habrá cholismo, a raudales, pero al menos carecerá del referente de los títulos, aunque a sus vocingleras esto les va a dar igual. El imperio del donde-dije-digo-digo-diego asoma por el horizonte. Afortunadamente poco daño van a hacer. Ni siquiera gente que desconoce la vergüenza sería capaz de vender al respetable el ideal que representa un técnico capaz de cometer errores tales como el de sacar a jugar una final a un jugador que se habría recuperado de una lesión inyectándose placenta de yegua. Que es como de chiste sacado de Mortadelo y Filemón, oigan. "El profesor Bacterio ya tiene preparado un remedio para que puedan competir en las pruebas de 100 m. lisos de las olimpiadas de Gatolandia... se trata de inyectarles la placenta de una yegua... ¡para que corran como un caballo! ¿Qué les parece...? ¡Rayos al vuelto a desaparecer!". El cambio de Costa en el minuto siete privó al Pateti de un cambio que bien podrían haber usado para perder tiempo durante el descuento, cuando el Madrí tenía a los indios embotellados en su área. 

O errores como el de "ir partido a partido", que suena muy bien en la teoría pero que en la práctica es un error, porque hay que planificar la temporada para cumplir unos objetivos, y eso implica conseguir que tus pupilos lleguen a los partidos decisivos con gasolina en la reserva. Ayer el Pateti estaba reventado, excepción hecha de los diez minutos iniciales de la segunda parte, donde como viene pasando esta temporada salieron sospechosamente acelerado. El caso es que en la prórroga no existieron. 


El Madrí puede con todo, pero si nos podemos evitar abrir otro frente, mejor que mejor. Perder la final contra el Chelsea hubiera sido dramático, pero perderla contra el equipo dirigido por Simeone habría sido una hecatombe. Creo que, cuanto menos para la próxima temporada, el Cholismo ha sido desactivado antes de que nos estallara en la cara. Mejor, que estas cosas luego crecen y es dificilísimo matarlas.

El Pupas v. 2.0

Y con la desactivación del cholismo, la Liga vuelve a ser cosa de dos y, con un poco de suerte, de uno, porque lo de Luís Enrique entrenando al Far$alona parece cualquier cosa menos un peligro para nosotros. A ver si no les damos oxígeno al igual que hemos hecho esta tempoarada. El caso es que el Patético ha quedado muy, pero que muy tocado. O así debería ser si el cerebro le funcionara de manera normal a esta gente, cosa que dudo. Bien estuvo ganar, pero mejor estuvo hacerlo de aquella manera. Después de haber parecido superar el fantasma de "El Pupas", nacido a raíz de la final de Copa de Europa que jugaron contra el Bayern hace cuarenta años, resulta que como ocurrió entonces el Pateti pierde el trofeo al encajar un tanto en los minutos de descuento. Para ser goleado en la resolución  del partido, debo añadir. A Toro Sentado se le han bajado los humos. Nos hemos quitado de encima a lo que podría ser un posible incordio para los próximos años.

Y mañana (o pasado) hablaremos de Casillas. 

domingo, 9 de febrero de 2014

Real Madrid, 4 - Villarreal, 2

Bajo un cielo que estableció una prórroga en el temporal que barre la península, el Real Madrid saltó al césped del Santiago Bernabéu en el primer partido de los tres que ha de disputar sin su jugador más emblemático y actual Balón de Oro. La esperanza, dicen, es lo último que se pierde, y fue esta máxima lo que llevó al Madrid a recurrir al Comité de Apelación para evitar una sanción a todos ojos injusta. Porque está claro que quienes llevan las riendas del club no van a ser más tontos que el común de los mortales, y tendrían tan claro como el que más que después del destrozo cometido por Ayza Gámez los auténticos responsables, esto es, aquellos que gobiernan el fútbol español y que pusieron al nefasto colegiado a dirigir el partido en San Mamón para que la liara, no iban a dar marcha atrás. Eso sí que sería de tontos, y esos son muy listos, demasiado. 

El partido tuvo dos partes bien diferenciadas: la primera y la segunda. Entrambas quince minutos de anuncios para el que no le hubiera quedado claro. Aparte, dentro de cada ídem, y dependiendo del desarrollo del juego -siempre bajo el prisma subjetivo del que esto escribe-, podemos marcar varios segmentos en cada una de las mencionadas mitades. El Madrí empezó bien, muy bien, y pronto cayó el primero al aprovechar Bale un despiste de la defensa submarina... del submarino amarillo, quiero decir... por lo del color del... dejémoslo. Gareth, demostrando que la invalidez permanente no ha de ser un handicap para desarrollar una vida normal y plena, ejecutó una vaselina sobre  Asenjo que se convirtió en un gol contra la hernia -la suya y la del MarAca- que le dificulta tener una vida como la del resto de los mortales. Qué no daría este desgraciado muchacho por llevar una existencia similar a la de desherniados como Oscar Campillo o el autor de aquella exclusiva, sin ir más lejos. 

El tanto azuzó el ya de por sí persistente dominio madridista que culminó en el segundo tanto, obra de Benzemá al rematar un centro a media altura lanzado por Bale. A estas alturas de la película el galés se había comido la banda izquierda con patatas y realizado unos cuantos centros magistrales después de bailar a los defensores, que no habían sido aprovechados. En defensa de los jugadores amarillos hay que señalar que la deformidad de la columna de Bale, que le transmuta en un inminente Quasimodo según rigurosa exclusiva de Marca -y no seré yo quién dude de las informaciones de este medio tan veraz, amiguitos- proporciona al jugador una postura genuflexa a lo ciclista que facilita sus carreras en velocidad. No obstante, la imposibilidad de atacar de manera tan continuada, sumada al churri-gol de Mario hicieron recular al Madrí, aunque no de manera muy acusada, y volvieron a meter al Villarreal en el partido. Bueno, más correctamente le metieron, porque hasta entonces apenas había existido. 

Y eso hizo que la segunda parte fuera bastante interesante. Sobre todo por ver qué no iba a pitar el infame colegiado (valga la redundancia) para evitar que un hipotético penalti alejara al Madrí en el marcador y diera tranquilidad al equipo y a la afición. Cierto que Jesé anotó el manido "gol de la tranquilidad", pero no es menos cierto que Giovanni Dos Santos volvió a recortar distancias pocos minutos después al transformar un libre directo de una manera que no ha hecho, ni volverá a hacer, en toda su vida. Ni en sueños. Gracias a Dios el tanto de Benzemá hizo imposible que los amarillos nos pusieran la cara ídem en los pocos minutos que faltaban y la gran mayoría del respetable pudo irse antes de que el colegiado señalara el final del encuentro, como mandan los cánones. 

Los notas del partido. 

El colegiado. se temía la actuación de José Luis González después de que en el Nou Camp quedara claro que es otro esbirro de Villar y Sánchez Arminio. Allí, en el partido de ida de semifinales de copa del Rey, se comió un penalti clamoroso de Masqueguarro por derribar a un atacante que encaraba totalmente sólo la portería culé, y expulsó a un realista que le soltó unas cuantas lindezas a raíz de la inacción del supuesto juez en dicha jugada. Nada que decir de esto último si no fuera porque perdonó la expulsión a Busquets después de que éste le dedicara un "hijo de puta" que, como muestran las imágenes de televisión, el colegiado tuvo que oír dada la poca distancia que le separaba del jugador. El caso es que la actuación de González González no decepcionó. Se comió tres penaltis clarísimos en área visitante que visto en la distancia, y con el abultado marcador, parecerían agua de minucias, pero la verdad es que cuando vas ganando por la mínima y un defensa contrario derriba a tu delantero al ir a rematar un balón franco en los mismísimos morros de Ajenjo te entra bastante inquietud. Al final va a tener razón Busquets: el tío es un auténtico hijo de puta, aparte de gañán y sinvergüenza. Pero comparado con los arbitrajes que nos suelen hacer su nota no puede bajar del notable. Al menos no nos ha pitado dos penaltis en contra con dos minutos de diferencia o nos ha dejado con diez por cualquier tontería. (8/10)

Di María: parece que el Bernabéu ha hecho las paces con el jugador después de sus sospechosas digitaciones testiculares gracias, sobre todo, a la notable mejora en su juego. Ayer le dio a Jesé otra asistencia magistral en una jugada muy similar a la que ambos protagonizaron en Copa frente al Patético de Madrí. Sin embargo, parece que el estado ideal de "el fideo" todavía queda muy lejos, fundamentalmente por la decisión táctica de Angelote de situarlo como volante interior izquierdo. Rendiría más jugando de carburador externo derecho o de tubo de escape diestro. (7/10).



Giovanni dos Santos. Cien mil veces lanzaría una falta como lo hizo ayer y sólo una entraría entre los tres palos. Aunque vendido en su día como el émulo canterano de Ronaldinho, sin embargo el mexicano no acabo por igualar al brasileño, lo que le habrá evitado alguna que otra enfermedad de transmisión sexual por no hablar de un hijo inesperado. Además, puede correr los cien metros lisos en menos de un minuto, cosa que con Ronaldinho es harto improbable. El caso es que el canterano culé ha seguido los pasos de la mayoría de los jugadores que vomita la Massía, esto es, engrosar el grupo de los que acaban dando tumbos en equipos desahuciados, grupo del que hay que excluir a la selecta élite a la que los batidos de Pep le han obrado maravillas. Me refiero, obviamente, a esos batidos compuestos de frutos secos, frutos no tan secos, legumbres y productos variados de la huerta, como Nueces, Almendras, Naranjas, Dátiles, Remolachas, Orégano, Lentejas, Olivas, Nabos y Arroz. (Que le califiquen los aficionados del Villarreal, que alguno habrá).

Diego López. No tuvo culpa en ninguno de los dos goles que encajó ayer, como tampoco en el que subió al marcador en San Mamón, todos ellos caracterizados por ser de esos que sólo le entrarán a sus autores una vez en la vida. Esto no va a ser óbice para que el Ejército de Salvación de Casillas proporcione nuevos impulsos a su campaña para que el de Móstoles juegue hasta los minutos de descanso del trofeo Villa de Madrid. Quitando esas dos jugadas estuvo bastante aseadito el resto del encuentro, fundamentalmente porque no le tiraron mucho a puerta. (6/10)

Marcelo y Coentrau. Dieron la nota amarga del partido al lesionarse, el segundo tras salir para sustituir al lesionado brasileño. Como no he encontrado una foto donde aparezcan ambos pongo esta de una chica muy maja, que siempre adornan los textos infumables. (sin evaluar por faltas de asistencia)

Pepito Guardiola: Me sorprendió el giro nazionanísta que tomó hace unos años, sobre todo por haberle visto con ojos llorosos recoger la medalla en la olimpiada de Barcelona, donde la selección nacional española obtuvo el oro en fútbol. Luego recordé lo que le pasó en Italia y entonces comprendí que tenía los ojos llorosos por otros motivos. Me cuadra. (3%)


Jesé. El muchacho va camino de su consagración, así que cada minuto que podemos disfrutar de él es uno menos que le queda para terminar su carrera, algo que me temo sucederá más pronto que tarde. En efecto, a Jesé le quedan dos telediarios, porque entre que no se le ve con la cabeza muy bien amueblada, y que ya se la están calentando con eso de que es mejor que Bale y Cristiano juntos y tal, nos lo van a echar a perder. El tiro de gracia se producirá cuando lo lleven a la selección y quede, bajo la influencia directa de Casillas, a merced de Xavi y lo políticamente correcto. Así que, como digo, a gozarlo mientras se pueda. (8/10)

Modricio. Es posible que el croata sea el mejor jugador que ha pasado por el Madrí desde que Zidane se retiró. No digo el más determinante o el más goleador, digo el mejor entendiendo el fútbol como un deporte de equipo. Porque este tío es de los que toma la manija y hace moverse a sus compañeros, aparte de que no hace ascos a las labores defensivas. A lo mejor no es tan bueno, pero dado que la prensa probarcelonista -o sea, toda- nos lo vendió como un "bluff" fichado a precio de oro para cubrir otros problemas del club, es normal la ilusión que despierta en el aficionado el verle hacer las cosas que hace. (9/10).